11- PRUEBA GENÉTICA PARA ATAXIA DE FRIEDREICH. Por Miguel-A. Cibrián, y Cristina Fernández, ambos pacientes de Ataxia de Friedreich.

Después de que en marzo de 1.996 un equipo internacional de médicos y biólogos dedicados a la investigación sobre esta enfermedad anunciara el descubrimiento del gen X25 (responsable de la Ataxia de Friedreich) y del segmento de ADN que contiene la información génica alterada para la elaboración de la frataxina, la ingeniería genética puso en marcha la existencia de una prueba para confirmar desde el punto de vista genético el diagnóstico clínico previamente realizado sobre este desorden y para aclarar cualquier duda respecto a la corrección del diagnóstico. Y también valida en familiares de afectados y/u otros interesados (novios, esposos, etc) sobre posible portación del defecto genético que interviene en la enfermedad con fines de planificación familiar.

Ahora ya es posible confirmar el diagnóstico con un prueba genética con bastante precisión mediante un análisis de ADN. Antes, muchos pacientes de ataxia de Friedreich teníamos un diagnóstico entre interrogantes, porque el neurólogo no se atrevía a precisar ante la posibilidad de equivocarse. Ejemplo: "Heredodegeneración de SNC (sistema nervioso central). Cuadro compatible con la ataxia de Friedreich".

La causa más frecuente de la Ataxia de Friedreich (95 por ciento) consiste en una expansión de triplete GAA (guanina, adenina, adenina) en el primer intrón del gen (FRDA) que determina la producción de la proteína frataxina de ambos alelos. Es decir: son homozigotos para la expansión. El tanto por ciento restante son heterozigotos: presentan expansión de triplete GAA en un alelo y mutación de punto en el otro, o mutaciones en otros puntos distintos. Algunos laboratorios de los que hacen pruebas genéticas de ataxia de Friedreich están capacitados para detectar las mutaciones de punto, pero no todos. Tampoco todos dan los resultados con la misma claridad, diferenciando alelos y reseñando números de repeticiones GAA en cada uno.

La prueba genética para la Ataxia de Friedreich permite confirmar o descartar el prediagnóstico con un nivel muy alto de fiabilidad, aunque el resultado de la prueba genética en todos los casos no pude afirmar o desmentir categóricamente la existencia o inexistencia de esta enfermedad en el paciente: "De hecho, hay un importante número de pacientes con fenotipo clásico de ataxia de Friedreich, o fenotipo similar, que no presentan mutaciones en el gen FRDA" (Smeyers et al.1996, Hum Genet 97:824-8). "En este sentido se ha identificado un segundo locus FRDA en 9p23-p11 y se ha sugerido la existencia de al menos un tercer locus" (Christodoulou et al. 2001, Neurogenetics 3:127-132.).

Realizar una prueba genética no es una tarea simple, o fácil de entender, pero explicar las técnicas de laboratorio ni sería posible desde nuestros conocimientos, ni sería objetivo de este manual para pacientes y familiares. Lo que sí podemos y debemos afirmar es que la tarea resulta sumamente fácil y simple para quien se somete a tal análisis. La prueba genética se realiza a partir del ADN de dos o tres pequeñas muestras de sangre. Por tanto, el interesado solamente tiene que extender su brazo y permitir la extracción sanguínea por el trabajador sanitario... lo demás es cosa del laboratorio genético. En España la prueba genética para la Ataxia de Friedreich tiene carácter gratuito tanto para posibles afectados como para sus familiares y parejas en edad de procrear, con fines de planificación familiar. Y es sufragada totalmente por la Seguridad Social, aunque es muy probable que, mediante convenios, la sanidad pública acuda a laboratorios privados.

La prueba genética para la Ataxia de Friedreich no sólo es una excelente oportunidad para confirmar un diagnóstico clínico en posibles afectados sintomáticos, sino también es aconsejable para personas asintomáticas que por sus vínculos de familia con pacientes pudiera sospecharse de ser portadores, así como sus parejas (aunque en este caso no exista sospecha), para que ambos puedan realizar libremente una planificación familiar teniendo datos al respecto de a posibilidades de tener hijos afectados, o portadores, de la Ataxia de Friedreich. En este punto, es necesario advertir que hablamos de una enfermedad hereditaria recesiva y la pareja de un/a portador/a no puede escudarse en que en su familia no hay antecedentes de ataxia. Nadie está excluido de ser portador, aunque sean porcentajes estadísticos muy bajos en la población general. Evidentemente, el hermano/a asintomático/a de un afectado tiene un 75 de probabilidades teóricas de ser portador (50 por ciento de ser portador sano más 25 por ciento de ser afectado, que es un portador en ambos alelos).

Es fácil adivinar y comprender la congoja de ambos padres cuando uno de sus primeros hijos es diagnosticado con Ataxia de Friedreich. La duda de si los otros hermanos asintomáticos habrán heredado también el gen en calidad de ser afectados en el futuro, tiene que ser una incertidumbre atroz capaz de atormentar a cualquier padre y borrar la serenidad de su vida. Esa incertidumbre concluiría con una simple extracción de sangre a los niños y un posterior análisis en un laboratorio genético. Sin embargo, no se recomienda realizar dicha prueba a niños que aún no hayan desarrollado síntomas de padecer la Ataxia de Friedreich. Parece existir una razón psicológica. A un niño se le puede dañar psicológicamente si antes de desarrollar los síntomas ya se sabe que padecerá la enfermedad y comenzara a recibir un trato como enfermo sin que su vida se proyecte con la normalidad necesaria. En cualquier otra enfermedad nos hablarían de prevenir y de efectuar un diagnóstico precoz para atajar el problema cuanto antes. Aquí no. Hablamos de ataxia... actualmente sin cura ni tratamientos. Cuanto más tarde, por llegarle los síntomas, se entere un enfermo... mejor para él.

También puede realizarse una prueba genética prenatal de la ataxia de Friedreich a un determinado feto cuando ambos padres se sepan portadores, pero muy pocos laboratorios en la actualidad disponen de capacidad para ello. En España no sabemos si es posible realizar esto.

Las leyes sobre análisis genéticos indican que para llevarlos a cabo es necesario el consentimiento del paciente, o el de sus padres o tutores si éste fuera menor de edad.