78- CRISTINA Y MIGUEL-A. (ambos pacientes de Ataxia de Friedreich)
23/7/2000. Hola a todos: ya he vuelto de estar 2 días en la "ciudad sin ley" del señor pionero Miguel-A. Fue una experiencia preciosa e, incluso, sentí una cálida corriente eléctrica especial (de nuestro mutuo exceso de radicales libres :-)). Supongo que a él le ocurriría lo mismo, ya os contará.
Os mando una foto en donde está: su madre, Dña. Milagros (de pie), su hermana atáxica Mª Carmen, Miguel-A y yo. Tenemos más fotos, pero yo no acabo de controlar mi programa del escáner y tengo que bajar mucho la resolución para que no ocupe demasiados bytes, así que el resto propongo que las mande él.
Su pueblo es chiquitín, su familia alegre y sociable y él, aunque más serio que en nuestra "aldea global" ;-), no es nada fiero ¡TRANQUIS!. (Cristina).
Miguel-A y yo mantenemos hace meses una "intensa" ;-) relación epistolar. Nunca nos habíamos visto, pero ahora que ya nos vimos sentí una especie de corriente eléctrica que confirma la ternura y mutua compañía que intentamos volcar en nuestras cartas.
No sé lo que sintió él, pero ya abrí "la veda" ;-) y puede "soltarse la melena". (Cristina).
Por si no hubiera quedado suficientemente claro tras las alusiones, un poco veladas, de Cristina a los radicales libres que buscan pareja, a la corriente eléctrica, al intenso carteo, ya la mutua compañía, ambos mantenemos una relación romántica desde antes de Navidad. Por carta, mensaje, o por ICQ somos abiertos, pero en directo hemos de comportarnos como niños, porque es difícil explicar a nuestras respectivas familias nuestra relación a distancia impuesta por nuestra ataxia, más o menos puta. De todas formas, dicen en mi tierra que "para lo que se ve a la luz, no se necesita candil"... es decir, ellos no son tontos y, aunque callen, se dan cuenta.
El día 21 teníamos como es habitual en los veranos de Castilla cielo azul y sol radiante. Me levante, acicalé y perfume un poco para engañar a Cristina y venderle este viejo burro además atáxico :-). Luego salí a la calle para esperarle, pues, como Darío sabe, puedes dar tres vueltas al pueblo sin encontrar nadie a quien preguntar por mi domicilio. Hacía la una y media llegó Cristina en el todoterreno rojo (pasión) de sus amigos Teresa y Alfonso que amablemente se habían brindado a traerla. Ella dice que traía, adrede, en recuerdo de ambos, una camiseta con tortolitos bordados, pero yo no les vi: Suceden las cosas a más rapidez de cuanta puede procesar mis cortos reflejos de atáxico.
Charlamos... comimos..., pero no os "despellejamos" a nadie de HispAtaxia en concreto :-), pues los comentario giraban en el aspecto general al estar presentes tanto mi familia como los amigos de Cristina. Después de comer, vinieron mi hermana atáxica, su marido, y su hija a conocer a Cristina.
Al caer la tarde a Cristina se le antojo ver mi pueblo. Yo tenía reparos en enseñárselo, porque aquí no hay nada destacable... es la cara fea de la moneda Como las mujeres siempre mandan :-), accedí y dimos una vuelta al pueblo con los acompañantes que empujaban nuestras tres sillas de ruedas. Vimos la iglesia (por fuera), y le mostré a Cristina tres casas con el típico letrero de "se vende", aunque en realidad habrían de dar dinero al comprador por quitarles de encima semejante estorbo: Son viejas casas de adobe que llevan 40 años deshabitadas. Más tarde estuvimos en la nave para vacas de mi hermana mayor visitando la sala de ordeño para cinco hembras a la vez y otras cinco en situación de espera [al toro nunca lo ordeñan :-)]. Tienen 40 vacas. Espero que a Cristina le agradara el tufillo, que es menos ofensivo y más sano que el humo industrial de las ciudades o el monóxido de carbono de los tubos de escape de los automóviles. Tampoco sé si llevó de recuerdo alguna "caca" en la ruedas de su silla :-). A continuación, fuimos a casa de mi hermana atáxica, donde, de mujer a mujer, le enseñó sus dependencias, e hicimos más fotos en el porche. Regresados a mi casa, expliqué a Alfonso la ruta de carreteras para llegar hasta Burgos y el itinerario de calles al hotel donde tenían la reserva apalabrada por teléfono para ir a pernoctar y emplear en día siguiente en visitar en plan turístico la ciudad del Cid Campeador. Y nos despedimos hasta el día siguiente hacia las 5 o 6 de la tarde.
Otro nuevo encuentro. Charlamos... merendamos... ellos se fueron a ver la bodega y nos dejaron solos. Creo que besé tímida y fugazmente a Cristina en la boca... y de ahí no pasamos para evitar males mayores. Tampoco estábamos solos como decía Cristina: Las puertas estaban abiertas... aquí no hay timbre... yo soy sordo... y la gente entra y sale como Pedro por su casa. Y el caballero, que es un caballero, valga la redundancia, no quiso comprometer a una dama. Bueno, Gaby, vale, lo admito: la situación me cayó grande... pero creo que fue mejor así.
Finalmente, nos despedimos y ahora sí, la besé en la boca sin reparo a que nos vieran. Cristina dice que tuvo que apretar con fuerza los dientes para no llorar. He respondido que yo no... tenía seguridad de no llorar y la hubiera consolado. Como razón le he dado haber llorado diariamente durante años y tener el pozo de las lágrimas completamente seco.
De sentimientos no es necesario que os hable, pues cualquiera que lea esto y tenga noción de lo que es una ataxia progresiva, puede ponerse inmediatamente en la situación y figurárselo como si fuera el protagonista. Cristina tenía miedo a que nuestra visión en directo rompiera la magia habida en nuestra relación internetiana durante más de medio año. Yo no: otra vez hemos vuelto al internet ahora sabiendo que somos de carne y hueso y no espíritus informáticos.
Cristina a mi lado es muy alta, pero eso en la intimidad de la alcoba, lo solucionamos como podemos ;-). Si alguna vez voy a Gijón le pediré prestado el cojín a Antonio-J. para parecer más alto y no desentonar :-). En fin, Cristina es una mujer a la que los de 1,60 de estatura hemos de mirar siempre hacia arriba. Gaby, déjala creer que yo la miro hacia arriba por admiración :-). Tampoco creo que vaya nunca a Gijón: quien padezca ataxia progresiva sabe que un FAer después de 14 años con silla de ruedas está tan en suspenso como el toro después de que al torero le hayan dado los tres avisos. Por si fuese poco, mi aparato digestivo funciona un día y disfunciona dos... hace la competencia a los funcionarios de la Administración Pública :-). Por contra, Cristina está muy bien. Aún no utiliza silla de ruedas en el interior de casa. Tiene la suerte dentro de la mala suerte de padecer una ataxia de Friedreich de inicio tardío y un número no muy elevado de repeticiones GAA. Yo la llamo en bromas Alicia en el País de las Ataxias. Y sí, Gaby, Cristina es muy hermosa... aunque he de advertirte que me han recusado en el jurado por mi relación con la concursante. Aducen no dudar de mi buena fe, pero que como todo es del color del cristal con que se mire, mis ojos de amante no pueden ser imparciales. Cristina y yo les hemos mandado a ese sitio de nombre feo y nos hemos retirado del concurso de misses :-).
Acabo finalmente, aquí me/nos tenéis [Darío, sin que sirva de precedente :-)] practicando lo que "predico" cada día: a pesar de nuestra ataxia, ser personas humanas con sentimientos de personas humanas. Aquí estamos Cristina y yo, ambos FAers y a los "...taytantos": los mismos "...ta", pero yo más "tantos" que ella, pintando con sueños de colores una realidad poco satisfactoria. ¡Coño, Miguel-A., si estás llorando!. ¿No decías que el pozo de tus lágrimas se había secado?. (Miguel-A.).
Tiene razón él: yo tenía miedo de romper la magia que compartimos desde hace meses y cuando me lo propuso mi amiga Teresa dudé, pero luego me dije: "el que no se arriesga no vence". Así que me puse mi camiseta de tortolitos y "rumbo al Cairo" ;-).
Al llegar, Miguel-A. estaba serio, supongo que nervioso, como yo. Pero al ir pasando el tiempo, todo se relajó, pues sus padres, hermanas y sobrina son risueños, bromistas y encantadores.
No es cierto que su pueblo sea feo, es mayor de lo que yo pensaba , tiene una iglesia impresionante y unas preciosas vistas de las inmensas llanuras castellanas.
Pasamos un día estupendo y nos invitamos ;-) a merendar al día siguiente.
Dormimos en Burgos y empleamos la mañana en ver la ciudad, que es muy bonita y da una sólida impresión.
Al día siguiente, "merendola" y un rato solos. A Miguel-A. lo que más le aisla es no oír bien, pero es un caballero y ejerce como tal. En cuanto a sentimientos no sé cómo explicarme, yo soy más pudorosa que él. Me siento como cuando Mafalda dice: "Las madres de los pilotos tienen el corazón estrujado de tortícolis" ;-), bueno, yo lo tengo estrujado pero quizás no sea tortícolis ;-). Seguiré apretando, de vez en cuando, los dientes. (Cristina).