137- 26 DE ENERO DEL 2002 EN BURGOS. Por Miguel-A. Cibrián, paciente de Ataxia de Friedreich.

El día 26 de enero, como habíamos acordado por E-mail, tuvimos reunión en la ciudad de Burgos. A mí no me hace gracia viajar y menos en las fechas designadas: de gran rigor invernal en la meseta norte. El frío no es agradable para ningún atáxico. Sin embargo, a pesar de tales circunstancias, estaba obligado a acudir por ser de la provincia burgalesa, significando que resido a corta distancia: no asistir, hubiera sido una desconsideración hacia los demás asistentes que venían incluso desde Argentina.

- ¡Que conste que esta vez me habéis obligado! Pero os emplazo para una nueva ocasión en tiempos primaverales o de verano.

El primer acto del programa era una concurrencia al teatro principal. Teresa, madre de Alex, había concertado para nosotros esta visita con el Ayuntamiento. No me apetecía ir a visitar tal monumento. Pido disculpas por ello a Teresa que con tanto cariño programó la visita y nos transmitió un regalo del ente municipal burgalés. La verdad es que tenía mi coartada en la manga :-) , que luego explicaré.

El tal Teatro Principal, propiedad del Ayuntamiento, está situado en un extremo del Espolón, famoso paseo burgalés a la vera del río Arlanzón. Está ubicado a la altura del puente San Pablo y casi a los pies del Cid y de su caballo, estatua emblemática del centro de Burgos, que recuerdo causaba honda impresión a mis ojos de niño en mis primeros escarceos por la ciudad "caput castellae". El Teatro Principal se trata de un edificio de estilo isabelino construido hacia la mitad del siglo XIX. Sin que yo sepa la causa, ha permanecido cerrado e inutilizado durante los últimos 50 años. Recientemente se ha añadido una planta en forma de buhardilla, reformado interiormente, y rehabilitado como teatro, biblioteca, oficina de turismo, sala de exposiciones, conferencias, etc. En realidad, durante toda mi vida y en concreto en mis cinco años de colegio interno en esa ciudad burgalesa, he visto un edificio cerrado a cal y canto sin saber de quién era ni de que servía. Sólo recuerdo que en los bajos y en Navidad ponía la Cruz Roja una tómbola recaudatoria. Dicho lo dicho, no sé decir a ciencia exacta si se trata de un monumento en sí o de una baza política.

Mi excusa para no asistir fue mi encuentro con Cristina a 30 kilómetros de la ciudad de Burgos [ambos en la foto]. A unos 15 de mi casa, con dirección a Burgos, tomo la carretera de León, que es por donde venía ella desde Gijón. El punto de encuentro fue un hostal situado en la confluencia de ambas carreteras. A partir de esa cita de saludo y primer contacto, la Asturiana se pegó a mí como una lapa, que conste :-) , bueno... nos adherimos [que no digo pegamos, por el doble sentido :-)] mutuamente. Hasta su amigo Alfonso nos iba pisando los talones con el coche mientras nosotros, como conocedores del terreno, íbamos haciendo de guías. Así, les guiamos hasta el hotel a dejar los bártulos, al otro extremo de la ciudad. Luego, encabezando la marcha, nos dirigimos al restaurante de cita del grupo.

El restaurante estaba situado en el casco viejo de la ciudad en una zona turística y en un plaza de la que parte la escalinata catedralicia. Al ser zona peatonal, hubo que dejar los automóviles aparcados lejos. No se necesito tiempo de espera para conformar la reunión. Por una parte, íbamos Cristina, Alfonso, Teresa, mi hermana, mi cuñado, y yo... cuando tras una esquina aparecieron Ana-L. y María José. Ante el típico caminar atáxico de Ana, uno irremediablemente y enseguida se dice: "¡Coño, estos son de los nuestros!" :-) . Tras Ana y María José, venían Pepe, Marta, y Alex. Los dos amigos de Ana ya estaban en el restaurante a nuestra llegada. Finalmente se unieron dos camareras y un camarero que estaban en huelga y a quienes Alfoso y Pepe, por citar a alguien :-) , se habían ligado. Hubiera sido menos comprometido citar como ligones a Alex y a mí mismo, que somos ambos los solteros del grupito (¿no es verdad Teresa y María José?), pero resulta evidentísimo que no estamos para ligues... y nadie me creería :-) . Al miembro masculino de servicio se lo ligó Marta, que es viuda y tiene derecho :-) . Oséase: si las cuentas no me fallan, éramos 16.

"La mesa tenemos puesta,
lo que se ha de comer junto,
el jarro (había jarros) de vino a punto,
¡falta comenzar la fiesta!."

¡Mal banquete para estómagos delicados como el mío!: morcilla, chorizo... el plato a tope. "¡Comeré algo para que no digan que no cómo!". Segundo... cordero asado... mi plato otra vez a tope. Me quejo por lo bajini a mi cuñado. "Claro, me responde, hay que mandarle parar al camarero". ¡Y yo que coño sabía! :-) . Así, entre bocado y charla, se nos pasó la comida. Tuve a Cristina a mi izquierda y de frente a María José, a Marta, y a Ana-L. [Ana en la foto, obsérvese al fondo la muleta con la que da bastonazos :-)].

Finalizada la comida, engañado, salimos al exterior. Se me había dicho de dar un paseo por la ciudad en su tren turístico cuya salida es desde aquella misma plaza. Pensé que, como el tren va cerrado, no pasaría frío. De eso nada. El tren no salía en media hora y no podían subirse a él sillas de ruedas. Se nos dijo que nos subieran sin silla y ellos no las guardaban hasta la vuelta. Media hora en plena calle con los dientes castañeando por el frío mientras deshojábamos la margarita sobre dónde ir. Por fin optamos por ir a la catedral.

La catedral [foto primera del texto] es un templo inmenso. Sin ser presuntuoso, es de las tres o cuatro catedrales más hermosas de España. El edificio es de estilo gótico, construido hacia la mitad del siglo XIII. En el interior (no edificio) hay toda una serie de estilos ya que lo largo de los siglos se han ido incorporando nuevas cosas. Lo primero que recuerdo de mi infancia relacionado con esta catedral es el famoso Papamoscas: reloj bobalicón que mi difunto abuelo me enseñó a los seis o siete años.

De ahí pasamos a tomar unas cerveza en un bar. Aquí compartí mesa con María José, Ana, Marta, Cristina, y Alex. Hablamos de todo: incluso de cálculos potenciales en vez de contar ovejas y hasta de sesiones erótico fotográficas :-). Reímos durante largo rato. Allí, Pepe se acercó para nombrame juez en lo de la famosa cata del vino fraguada en la lista de correos de HispAtaxia. Delegué en Marta :-) , pues no me considero apto para dar una opinión sobre caldos. Creo que Pepe pago sendas rondas consumidas en aquel bar, pues Pepe, Alfonso y mi cuñado andaban enzarzados en una apuesta a ver quién rompía primero un euro lanzándolo contra el suelo de la calle. Pepe a su regreso del exterior dijo haber perdido.

Ahí nos dividimos: unos fueron a casa de Alex, donde tuvo lugar la prueba de la apuesta sobre la calidad de vinos: Rioja & Vega Sicilia... tanto monta, monta tanto... [apostantes en el asunto del vino en las fotos de arriba].

Dudo que su señoría, la sra. juez, tuviera en cuenta la relación calidad & precio (15 a 1 o 1 a 15, según quien monte). Yo, personalmente, haría a Marta venir otra desde Buenos Aires para repetir el juicio :-) teniendo en cuenta todos los agravantes y atenuantes para dictar una sentencia medianamente justa :-) . Otros fuimos directamente al hotel, donde más tarde nos reuniríamos de nuevo otra vez.

La cena en la cafetería del hotel fue menos suculenta que la comida, y el grupo menos numeroso [Pepe y Marta en la foto de la izquierda]. Cenando ya éramos solamente diez. En esta ocasión tuve enfrente a Teresa y a mi cuñado y a Cristina a mi izquierda. He de reconocer que esta vez la juerga, con Pepe como director de orquesta, estaba a la otra punta de la mesa y con mis límites auditivos apenas podía participar de la fiesta. En honor a la sinceridad, he de afirmar que la meticulosa cata de vinos aderezada con chorizo burgalés podría -?- haber dejado ligeros efectos etílicos :-) .

Por fin nos expulsaron... quiero decir que era el horario de cierre de la cafetería y nos lo dijeron sutilmente. Nos despedimos. Cada "mochuelo/a" a su olivo. Yo regresé al pueblo. Los siete restantes no creo que alargaran demasiado la velada. A la mañana siguiente María José, Pepe, Marta, y Ana irían a Zamora a encontrarse con Alberto y su esposa Maite [foto de debajo].

Y Cristina y sus amigos vendrían a mi casa. Esto ya pertenece a los sentimientos y se queda para la intimidad, pero, por si hubiera mal pensados, el relato no necesitaría de rombos :-) .