1- ATAXIA DE FRIEDREICH: FRATAXINA Y ACUMULACIÓN DE HIERRO EN LA MITOCONDRIA. (Por Dr. Massimo Pandolfo y Fraser J. Goodmurphy). Mayo/1997. (Traducciones: Kathy Dufour y Antonio J. Barraquero).
En la revista SCIENCE de Marzo de 1996, el Doctor Massimo Pandolfo y sus colegas de Houston (Texas) y otros de todo el mundo, anunciaron el clonaje del gen responsable de la Ataxia de Friedreich (AF), que es una enfermedad neurodegenerativa, hereditaria y recesiva, caracterizada por una vasta gama de síntomas, incluyendo complicaciones a nivel del corazón, de los músculos, del esqueleto y del metabolismo. Desde su descubrimiento por Nicholas Friedreich (Profesor de medicina en Heidelberg. Alemania) hace más de 120 años, la causa de la AF continúa siendo un misterio, y además es incurable. Después de su mudanza a Montreal, el Dr. Pandolfo y muchos laboratorios de Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia y Bélgica pudieron esclarecer como la deficiencia de FRATAXINA -proteína manifestada por el gen X25 de la Ataxia de Friedreich- parece ser la causa de la Ataxia de Friedreich y que esta causa se PODRÍA finalmente tratar. Aunque la relación entre el papel de la Frataxina y la causa de la AF está basada en la TEORÍA y la OBSERVACIÓN podría eventualmente conducir a ensayos clínicos. Este descubrimiento es muy importante a pesar del hecho de que ningún medicamento está todavía disponible a fin de tratar o de curar la enfermedad de manera eficaz y sin riesgos. Hay pues una fundada razón en esperar que un tratamiento que pudiera detener o ralentizar la progresión de la AF esté cercano.
Durante el año pasado, algunos laboratorios en el mundo remarcaron que la Frataxina es aparentemente una proteína mitocondrial, concentrada en las minúsculas estructuras del interior de las células, que transforman el alimento en energía. Cuando el Dr. Jerry Kaplan y sus colegas (Universidad de Utah) alteraron un gen de la "Levadura del pan" (Yeast Frataxin Homologue 1, YFH1) que es genéticamente similar a X25, hierro que se acumula en la mitocondria, posiblemente catalizando la producción de radicales libres; "ayudando químicamente" a la formación de moléculas inestables que destruyen los nervios y los órganos.
Estas observaciones, presentadas en SCIENCE del 13 de Junio de 1997 en un artículo escrito en colaboración con el Dr. Pandolfo, sugieren que el proceso de acumulación de hierro en la mitocondria podría ser estudiado en el interior de las células de la ataxia de Friedreich en una probeta. Si la acumulación parece causar la degeneración característica de la Ataxia de Friedreich, la eficacia de los quelatores de hierro (medicamentos que destruyen el hierro de las células) pueden ser evaluados a fin de proteger las células. Si esta relación es válida y eficaz, un estudio sobre los beneficios terapéuticos de los quelatores de hierro, por ellos mismos o combinados con antioxidantes como la vitamina E, puede ser considerado para los individuos diagnosticados de Ataxia de Friedreich.
Aunque esta novedad es muy excitante, muchos puntos sobre la misma hipótesis así como sobre el método de testeo deben ser considerados antes de poder ser aplicados, particularmente en los humanos. Por supuesto nuestras células son mucho más complejas que las de una levadura. Puesto que no podemos vivir sin mitocondrias funcionales y nuestras células contienen un número variado, contrariamente a la levadura, la relación entre la acumulación de hierro y la degeneración característica de la Ataxia de Friedreich no puede ser tan simple como parece. Además, ya que todos los que son diagnosticados de Ataxia de Friedreich manifiestan una cantidad residual de Frataxina, independientemente de nuestras diferencias en el ADN, las observaciones provenientes de las células de levadura no son quizás enteramente compatibles con el proceso que causa la Ataxia de Friedreich en los humanos.
Muchos laboratorios en el mundo trabajan intensamente en la realización de un modelo transgenético del AF en los ratones a fin de estudiar el funcionamiento de la Frataxina de los organismos que más se parecen al ser humano, pero, hasta ahora, ninguno de los resultados de estos estudios han sido publicados.
Aunque se publicó un resultado indicando que un sólo individuo enfermo de ACERUPLASMINEMIA (una enfermedad neurodegenerativa autosómica recesiva caracterizada por un exceso de hierro en el sistema nervioso) fue tratado con la ayuda de un quelator de hierro, el medicamento específico conlleva muchos inconvenientes. Es muy costoso, no es tan eficaz para los niños, y provoca ocasionalmente efectos secundarios tóxicos. Además, no es administrado por vía oral sino inyectado o en transfusiones. Un medicamento oral se está ensayando actualmente en Canadá y en Europa, pero las pruebas de su empleo sin riesgos y su capacidad de eliminar el hierro (eliminar las células sobrecargadas de hierro) todavía están por hacer. Medir la extensión del sobrante de hierro y el daño radical en las personas enfermas de Ataxia de Friedreich es también un problema complejo. Los minerales no pueden ser fácilmente visualizados por técnicas de estudio no invasoras como la imagen de resonancia magnética (MRI), que, de hecho, representa las estructuras con sus diferencias en medio líquido (agua). La producción y el daño de los radicales libres son imposibles de calcular en un organismo, en este momento. Sin embargo, algunos procesos pueden ser desarrollados, permitiendo aumentar la sensibilidad del MRI al hierro y algunas experiencias se realizan actualmente con los enfermos de Ataxia de Frirdreich, intentando evaluar los radicales libres sin necesidad de muestras de tejido ni células cultivadas.
Estas últimas (muestras de tejido y células cultivadas) deben ser tenidas en consideración ya que la severidad y los síntomas de la Ataxia de Friedreich varían enormemente. Antes que un diagnosticado de Ataxia de Friedreich pueda ser tratado con un quelator de hierro o con un antioxidante, debe ser probado, más allá de toda duda razonable, que la acumulación de hierro es, de hecho, la causa primera de la progresión de Ataxia de Friedreich, y que este tipo de tratamiento es seguro y eficaz.
Sin embargo, muchas circunstancias nos permiten ser optimistas. Hace casi 20 años, otro neurólogo, de la universidad de Sherbroke en Quebec, observó una acumulación de hierro en la mitocondria de las células cardiacas en los enfermos de Ataxia de Friedreich. Hasta ese año, la causa de esta acumulación había sido un misterio; hasta que la genética estuvo lo suficientemente avanzada para revelar que la proteína manifestada por X25 podría causar la acumulación de hierro que parece producir Ataxia de Friedreich. En el reciente "Primer Simposium Internacional de Ataxia Hereditarias" celebrado en Montreal, el Dr. Pandolfo ha recogido los nombres de, al menos, 20 neurólogos y genetistas de Canadá, de EE.UU., de Inglaterra, de Italia, de España, de Francia, de Alemania, de Australia y de Rusia, que están interesados en estudiar las posibilidades de un tratamiento de esta acumulación con la ayuda de quelatores de hierro y de antioxidantes.
Este comité global tiene muchos objetivos que alcanzar antes de lanzarse a los ensayos clínicos: el desarrollo de un modelo eficaz de AF en los ratones, la realización de un quelator de hierro sin riesgos y eficaz, la selección de un antioxidante apropiado y el desarrollo de un método de medida representativa de sus efectos. Según el Dr. Pandolfo, el comité quiere "hacer bien las cosas". Os sugieren no pedir quelatores de hierro a vuestro doctor y os aconsejan no intentar eliminar completamente el hierro de vuestro régimen, pues la carencia de hierro es la causa de muchas enfermedades que son tan serias como la AF.
Hace mucho tiempo que esperábamos esta noticia. Alentadores resultados pueden ser publicados
antes de lo que creéis. Mientras tanto, ya que la investigación sobre AF no está
convenientemente sufragada, podéis pensar en ayudar a los fondos para este proyecto ofreciendo
vuestro tiempo y dinero a alguna de las organizaciones que financian la investigación sobre la
AF en vuestro país. Como persona que afronta la AF desde hace 20 años, creo que todos tenemos
buenas razones para ser optimistas de cara a la llegada de un tratamiento con posibilidades de
éxito en un futuro próximo.