IGF-I Y ATAXIA. 14/XII/1999. Por el Dr. Ignacio Torres.

¿Es el factor de crecimiento IGF-I un posible tratamiento para la ataxia cerebelosa?.

La respuesta a esta pregunta desafortunadamente al día de hoy, y a pesar de muchos intentos, está sin contestar. Como breve antecedente, recordaré que hace 2 años mi laboratorio del Instituto Cajal del CSIC publicó un tratamiento eficaz para un modelo de ataxia en animales de experimentación. Este tratamiento consiste en la administración subcutánea del IGF-I durante un tiempo y los animales recuperaban su coordinación motora por completo y de forma estable. A la vista de este resultado tan prometedor, nos pusimos en contacto con las compañías farmacéuticas productoras de IGF-I, y si bien mostraron interés, tras 2 años de espera, puedo decir que realmente no parecen lo suficientemente interesadas como para iniciar ni siquiera un estudio clínico piloto.

A la vista de este fracaso, hemos continuado investigando alternativas. Una muy obvia es administrar algún fármaco que potencie la producción de IGF-I por el propio cuerpo humano, ya que el IGF-I es una hormona que los humanos fabricamos normalmente. (De hecho los pacientes que padecen ataxia cerebelosa tienen niveles mas bajos de IGF-I en la sangre. Y por ese motivo, se nos ocurrió que si suplementábamos esa deficiencia a base de administrar IGF-I biosintético, podríamos obtener un efecto terapéutico). Estos estudios están ahora mismo en marcha y los resultados son prometedores, aunque las recuperaciones obtenidas en las ratas, de momento, no son completas como cuando las administramos IGF-I directamente.

Sin embargo, una alternativa de utilidad terapéutica inmediata es la que ahora mismo estamos estudiando en el laboratorio. Hemos encontrado que un estímulo fisiológico del IGF-I en el cerebro lo constituye el ejercicio físico. Si sometemos a los animales de laboratorio a ejercicio continuado, conseguimos que su respuesta a la enfermedad sea sorprendentemente suave, de tal manera que al cabo de un tiempo empiezan a tener una capacidad de movimiento prácticamente normal. ¿Cuáles son las consecuencias obvias de estos experimentos?. Desde mi punto de vista no médico (soy investigador de laboratorio) se podría hacer un programa de ejercicio físico lo más intenso posible dentro de las capacidades de movimiento de cada enfermo (a nuestros animales atáxicos les cuesta un tiempo poder hacer ejercicio, ya que al principio les cuesta mucho moverse, pero poco a poco, a medida que les hacemos correr en una cinta, van recuperando su capacidad de moverse). Según tengo entendido, los pacientes atáxicos ya tienen recomendado realizar ejercicio físico. Pues bien, mi recomendación urgente, por supuesto siempre bajo supervisión y visto bueno de sus médicos, es que hagan todo el ejercicio físico que puedan y lo mas intenso que razonablemente puedan realizar. Cuanto antes empiecen, mejor.

He de recordar que estos resultados los hemos obtenido en ratas de laboratorio, y aunque son un buen modelo para lo que ocurre en las personas, no puedo decir si algo parecido ocurrirá en seres humanos. De cualquier forma, en el peor de los casos, el ejercicio físico no es nocivo para la salud.