15- MINUSVÁLIDO, O DISCAPACITADO. Enviado por Carlos Javier Cabrera, paciente de distrofia muscular y hermano de un paciente de Ataxia de Friedreich, de Tenerife.

Minusválido, o discapacitado, es toda persona que por un defecto físico o mental tiene menor capacidad que otras para realizar sus actividades. Ello puede tener origen en una malformación de nacimiento, o ser causado por una enfermedad o accidente, experiencia usualmente muy traumática, ya que no se tuvo la oportunidad de vivir un proceso gradual de aprendizaje y aceptación.

Si las circunstancias de la vida te pusieron, por ejemplo, en una silla de ruedas, y piensas que no tiene sentido seguir viviendo, imagina que no te ha sucedido nada. Analiza todo lo que forma tu ser: Talento, amor, familia, amistades, estudio, trabajo, ojos, oídos, brazos, manos, piernas, pensar, hablar. Ahora mira cuál es realmente la más importante e imprescindible. A cuál de ellas debes lo que eres y lo que puedes hacer por los demás. ¿Dejaste de ser lo que eras, ahora que te falta eso? ¿Se acabaron tu inteligencia, tu empuje, tu compasión, tu familia o tus conocimientos?.

Si piensas que todo se acabó, aplica cualquiera de las siguientes recomendaciones: 1. Aunque todo lo que tienes es prestado, reniega de ese Dios que te lo reclamó. 2. Espera sentado que hagan todo por tí. 3. No te esfuerces por superarte, ni busques otras maneras de hacer las cosas. 4. Cada que puedas, repite que eres una carga para la familia (en vez de un medio para que ellos aprendan y practiquen el amor). 5. Deprímete bastante, rumiando el pasado. 6. Pasa lamentándote de lo que todavía te falta por vivir (aunque no sepas si es poco o mucho).

Pero si aceptas lo que sucedió, como parte de tu proceso, y resuelves probarte a tí mismo y a los demás que vales mucho más de lo que perdiste, te felicito. No puedes ver, pero sientes. No caminas, pero tu imaginación te permite volar. No puedes hablar, pero escribes y abrazas.

La adversidad no es una maldición. Muchos han pasado la prueba de una discapacidad y no se han dejado frenar por la tribulación: Beethoven, gran compositor de música clásica, fue sordo. Milton, escritor muy reconocido, fue ciego. Darwin, investigador del origen de las especies, fue minusválido. Karl Steinmetz, genio científico de origen alemán, padecía cifosis de nacimiento y era jorobado. Keller era ciega y sorda. Marco Fidel Suárez, hijo ilegítimo de una lavandera pobre, fue un excelente presidente de Colombia.

DISCAPACITADO MENTAL

El mundo de un discapacitado mental se reduce, por lo general, a tener contacto sólo con familiares o personas con limitaciones similares a la suya. Muchos sufren al no adaptarse plenamente a su entorno. Cualquier cambio se les hace complejo, y se desesperan ante cualquier contrariedad. Las experiencias con regresiones hipnóticas, entre otras cosas, nos hacen creer que su discapacidad no es casual, ni un castigo de Dios. Es algo para su crecimiento espiritual, y el de quienes lo rodean.

Si el discapacitado es un adulto, evita tratarlo como si fuese un niño, aunque se comporte como tal. No exageres la manifestaciones de cariño, como besos y abrazos sin motivo especial. Tu amabilidad y saludo normal, en vez de una manifestación zalamera, le ayudará a verse y sentirse a sí mismo como adulto o un ser normal. Si ves que alguien debe mejorar o corregir algo, díselo con calma, sin lástima y con respeto. Si después de la explicación se equivoca, la mejor ayuda es volverle a repetir las órdenes, mostrándole cada paso o llevándolo de la mano. Si trabajas o estudias con algún retardado mental, no le preguntes demasiado, pues a lo mejor no sepa explicar lo que le pasa, simplemente porque está confundido o presionado. Ámalo mucho.