05- Los riesgos de las terapias celulares en clínicas "piratas". Por María Valerio. Copiado de "elmundo.es". Miércoles 18/02/2009.

MADRID.- Los científicos que trabajan con células madre son conscientes de que tienen entre manos un material de incalculable valor, capaz de regenerar cualquier tejido del organismo; pero no se les escapa tampoco que su uso terapéutico no está exento de riesgos. Un trabajo acaba de certificar en humanos algo que ya se había observado en animales: el uso de células madre puede ocasionar la aparición de tumores si no se lleva a cabo en las condiciones adecuadas.

En una época en la que proliferan por Internet los anuncios de clínicas y centros privados que prometen curar con células madre las enfermedades más dispares (desde la esclerosis a las lesiones medulares), la revista 'PLoS Medicine' lanza un mensaje de advertencia que no debe pasar desapercibido a nadie; ni a la comunidad científica ni a la sociedad.

En esta publicación, especialistas del centro médico Sheba, de Tel Aviv (en Israel) han documentado el caso de un niño que desarrolló varios tumores benignos años después de someterse a una terapia con células madre neuronales inmaduras de origen fetal. El pequeño sufría una enfermedad neurológica denominada ataxia telangiectasia, un mal causado por una mutación en el gen ATM, que ocasiona la muerte de varios tipos de células, entre ellas las que se encargan de coordinar el movimiento desde el cerebro.

Un proceso de diferenciación deficiente:
Entre mayo de 2001 y julio de 2004, el paciente fue trasladado por sus padres en varias ocasiones a una clínica de Moscú, sin vinculación con el centro israelí y cuyo nombre no se ha dado a conocer. Allí le inyectaron intracranealmente células neuronales obtenidas de varios fetos procedentes de abortos. Estas células, destinadas a evolucionar hasta formar las células nerviosas adultas que componen el cerebro humano, fueron tratadas previamente en el laboratorio para someterlas a un proceso de diferenciación; es decir, para convertirlas en células neuronales propiamente dichas (más específicas y con menos capacidad de proliferación) que deberían reparar el sistema neurológico dañado del niño.

Sin embargo, ante los insistentes dolores de cabeza del pequeño, una resonancia magnética reveló la existencia de varios tumores, tanto en el cerebro como en la médula espinal. Este último, de fácil acceso, fue extirpado y cuidadosamente analizado por el equipo de Ninette Amariglio, en Tel Aviv, cuando el chico tenía 14 años.

El análisis genético de esta masa benigna dio a los investigadores la clave sobre su origen. No sólo contenía dos copias normales del gen ATM (un gen que el niño tiene mutado congénitamente en su ADN y que es el causante de su ataxia); sino que incluso hallaron restos de ADN femenino en sus células, lo que hace pensar que se emplearon varios donantes distintos para la obtención de las células madre.

La principal característica de las células madre (bien procedan de fetos, embriones o tejidos adultos) es que son pluripotenciales. Es decir, cultivadas en las condiciones adecuadas, los investigadores pueden transformarlas en diversos tejidos del organismo: en este caso, células neuronales que deberían ayudar a regenerar sus lesiones.

Clínicas sin rigor:
"La diferenciación debe estar muy bien hecha para que no queden restos de progenitoras en la inyección celular", explica a elmundo.es José López Barneo, del Instituto de Biomedicina de Sevilla. "Si se trasplantan células progenitoras sin diferenciar adecuadamente existe un riesgo de que aparezcan tumores debido a su capacidad proliferativa".

"Desde el punto de vista social, este trabajo debería alertar a la población de los presuntos tratamientos con células madre que ofertan clínicas sin ningún rigor, en Moscú, en China o en otros lugares", advierte el investigador sevillano.

Algo en lo que coincide su colega del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia, Carlos Simón: "Esto es una consecuencia de la mala praxis más que de las células madre. El problema es que éste es un tratamiento no autorizado ni reglamentado, y años después vemos las consecuencias. Con el cuento de que las células madre adultas carecen de tumorogenicidad, algunos desaprensivos las inyectan para tratar Parkinson o problemas como éste y he aquí los resultados". Desde el punto de vista científico, Barneo añade, que en condiciones normales, el sistema inmunológico del paciente debería ser capaz de destruir cualquier progenitora que haya podido quedar sin diferenciar. Pero se da la circunstancia de que los pacientes con ataxia telangiectasia tienen un sistema inmune deprimido que no habría podido cumplir esa labor.

Los propios autores de la investigación advierten de que este caso no significa ni mucho menos que se deba abandonar la investigación con células madre, aunque sí insisten en que debería profundizarse en esta cuestión y extremar al máximo las medidas de precaución sobre su seguridad en los ensayos clínicos con humanos. "Los pacientes deben dejarse guiar por su médico", aconseja Barneo, "y rechazar terapias aún no contrastadas, que por eso no se ofrecen aún en los hospitales públicos españoles, y que siguen de momento su proceso de investigación en ensayos clínicos"
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